
MONER ES UN MUNDO DONDE LA ALEGRÍA Y LA ELEGANCIA SE ENTRELAZAN EN UNA PALETA VIBRANTE DE GEMAS EXCEPCIONALES..
Con más de 150 años de historia, Moner combina la artesanía tradicional joyera con una visión contemporánea y vibrante.

Sus joyas, diseñadas y hechas a mano entre Vilafranca del Penedès y Barcelona, celebran su vida con color, refinamiento y sutileza. La selección de piedras naturales y los diseños exclusivos hacen de cada prenda un emblema de elegancia y alegría genuina.
HISTORIA
La historia de la Joyería Moner no puede entenderse sin conocer sus inicios. Todo empezó en 1871, cuando un relojero conocido como señor Rosal fundó una tienda de venta y reparación de relojes en la calle Àngel Guimerà número 16 de Vilafranca (actualmente calle de la Parellada).
En Barcelona, veinte años más tarde, en 1900, se inauguró uno de los primeros talleres de repuestos y reparación de relojes, llamado Fornituras y Ferramentas Omegna, destacado por importar repuestos de Suiza gracias a su fundador, Filippo Omegna. El señor Rosal acudía regularmente a la búsqueda de piezas para su negocio. Con el tiempo, un joven con mucha pasión por este mundo, Jaume Moner Pla, empezó a trabajar en el taller de Omegna como aprendiz. Este hecho marcaría el inicio de lo que hoy en día es la historia de la Joyería Moner.

El vínculo entre Jaume Moner Pla y Filippo Omegna se fue fortaleciendo, no sólo por su relación profesional, sino también porque Jaume se enamoró de la hija de Filippo, Laura, con la que se casaría más adelante.
Paralelamente, cuando el señor Rosal vio que ninguno de sus hijos quería continuar con su negocio familiar, decidió traspasarlo a una persona de confianza y con ganas de preservar su legado. El candidato ideal no podía ser otro que el joven Jaume Moner.
Sin dudarlo, en 1926, Jaume Moner y Laura Omegna se trasladaron a Vilafranca del Penedès para hacerse cargo de la joyería del señor Rosal. Con esfuerzo y dedicación, consolidaron una clientela fiel y convirtieron el establecimiento en un referente en la ciudad y la comarca.

En 1934, la joyería fue renovada, incorporando mármoles y decoraciones de latón que le conferían un ambiente moderno y vanguardista para la época. Esta transformación reflejaba el espíritu innovador de la empresa, siempre a la vanguardia de las tendencias y en constante evolución. Tras la Guerra Civil, a pesar de las dificultades, la familia Moner se mantuvo fiel a sus valores ya su compromiso con la calidad y atención personalizada a los clientes.
Jaume y Laura tuvieron dos hijos, un niño y una niña. Su hijo, Jaume Moner Omegna, desde pequeño mostró interés por la relojería, siguiendo los pasos de su padre. Con el tiempo, se casó con Asunción Llopart Batlle, quien, con su dedicación, buen gusto e ideas innovadoras, amplió la oferta de la joyería, introduciendo un sello moderno y sofisticado que marcaría el rumbo del establecimiento durante los siguientes cuarenta años.

Jaume Moner Omegna y Asunción Llopart Batlle tuvieron una única hija, Asunción Moner Llopart. Pese a su pasión por la música, que le llevó a estudiar y actuar como pianista por Europa, creció inmersa en el mundo de la joyería y, finalmente, decidió dedicarse al negocio familiar.
Con su visión artística y creatividad, revitalizó el establecimiento, aportando un aire renovado sin perder la esencia que le caracterizaba. Así, en 1980 se realizó una segunda reforma significativa, transformando el espacio para reflejar un estilo contemporáneo e innovador, pero manteniendo siempre el sello personal y sofisticado que define la Joyería Moner.
Años más tarde, Asunción se casó con Juan Soler, físico de profesión, y tuvieron una hija, Gena Moner, quien
desde pequeña tuvo claro que quería continuar con su negocio familiar.

En 1999, el establecimiento fue renovado para ganar amplitud y modernizarse.
Con la incorporación de Gena Moner al negocio -licenciada en Administración y Dirección de Empresas por el Instituto Químico de Sarrià y gemóloga por la Universidad de Barcelona-, la tienda empezó a reorientarse hacia los artículos de lujo, ganando el reconocimiento de marcas internacionales de prestigio.
En 2007, la familia Moner adquirió el local adyacente, ampliando el espacio y mejorando la exposición de las joyas. Esta expansión reafirmó el compromiso de Moner con la elegancia y calidad, ofreciendo a sus clientes una experiencia de compra aún más exclusiva, sin perder la esencia original del establecimiento.

En 2013, la Generalitat de Catalunya otorgó a la Joyería Moner el premio de Establecimiento Comercial Centenario. Con más de 100 años de historia y dedicación, este reconocimiento subrayaba el compromiso de la joyería con la elegancia, la calidad y la innovación, manteniéndose en constante evolución para ofrecer una experiencia única en
cada cliente.

Con el apoyo de toda la familia, en 2014, Gena Moner asumió la dirección del negocio. Gracias a su visión creativa y pasión por el diseño, potenció las creaciones propias de Moner, aportando un aire innovador que preserva la elegancia y autenticidad que definen la marca hasta la fecha. Con su dirección creativa, Moner sigue siendo un referente en alta joyería.

En 2024, Moner inicia una nueva etapa con una identidad visual renovada y una estrategia enfocada a expandir su elegancia y tradición más allá de Vilafranca.
Con más de 150 años de historia, la marca emprende este nuevo capítulo con el objetivo de conectar con una audiencia global sin perder la esencia que la hace única.
